ODA A LA ALEGRÍA
ALEGRÍA
hoja verde
caída en la ventana,
minúscula
claridad
recién nacida,
elefante sonoro,
deslumbrante
moneda,
a veces
ráfaga quebradiza,
pero
más bien
pan permanente,
esperanza cumplida,
deber desarrollado.
Te desdeñé, alegría.
Fui mal aconsejado.
La luna
me llevó por sus caminos.
Los antiguos poetas me prestaron anteojos
y junto a cada cosa un nimbo oscuro puse, sobre la flor una corona negra, sobre la boca amada un triste beso.
Aún es temprano.
Déjame arrepentirme. Pensé que solamente
si quemaba
mi corazón
la zarza del tormento,
si mojaba la lluvia
mi vestido
en la comarca cárdena del luto,
si cerraba los ojos a la rosa
y tocaba la herida,
si compartía todos los dolores,
yo ayudaba a los hombres.
No fui justo.
Equivoqué mis pasos y hoy te llamo, alegría. Como la tierra eres necesaria.
Como
el fuego
sustentas
los hogares.
sustentas
los hogares.
Como
el pan
eres pura.
eres pura.
Como
el agua de un río eres sonora.
Como
una abeja repartes miel volando.
Alegría,
fui un joven taciturno,
hallé tu cabellera
escandalosa.
hallé tu cabellera
escandalosa.
No era verdad, lo supe cuando en mi pecho desató su cascada. Hoy, alegría, encontrada en la calle, lejos de todo libro, acompáñame: contigo quiero ir de casa en casa, quiero ir de pueblo en pueblo, de bandera en bandera. No eres para mí solo. A las islas iremos, a los mares. A las minas iremos, a los bosques.
No sólo leñadores solitarios, pobres lavanderas o erizados, augustos picapedreros, me van a recibir con tus racimos, sino los congregados, los reunidos,
los sindicatos de mar o madera, los valientes muchacho en su lucha
¡Contigo
por el mundo!
¡Con mi canto! ¡Con el vuelo entreabierta de la estrella, y con el regocijo de la espuma! Voy a cumplir con todos porque debo a todos mi alegría.
No
se sorprenda nadie porque quiero entregar a los hombres y las mujeres los dones de la tierra, porque aprendí luchando que es mi deber terrestre propagar la alegría.
Y cumplo mi destino con mi canto.
-Pablo Neruda-
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