Lucindita y Carmuncha
En las encumbradas montañas de Trujillo llamadas Niquitao
encontré un día las manos más hermosas que he visto, humildes, sencillas y
maravillosas, creando constantemente sueños y sonrisas.
Lucindita retratada hace 25 años. |
Eran las manos de Lucindita, la muñequera que iba llenando
de estrellas todos los rincones de su casa, su andar pausado y sus palabras
sabias de la vida se esparcen en la neblina viajera.
Lucinda Quintero, nuestra Lucindita, soplaba el fogón para
darme café y contarme sus sueños de muñecas alegres, bailadoras de polka y
andariegas, sus hijas e hijos nacían de las manos de aquella sencilla mujer de
manera ancestral, rollos o tabacos, con cabellos desflecados y facciones
bordadas que las hacían únicas.
Carmuncha, por estos mundo de abajo. |
Me dijo: “llévese a Carmuncha y me la cuida, que quiere irse
a pasear a esos mundos de abajo” y tome esas palabras como un compromiso serio
y responsable que hasta el día de hoy mantengo.
Lucindita, Carmuncha y Niquitao, son faroles encendidos de
amor por lo nuestro, lo originario, lo sencillo; sus destellos de luz nos
recuerdan todos los recónditos rincones que hay que desempolvar para
reconstruir nuestras memorias, principios e identidad.
Carmuncha y su nuevo amigo San Benito. |
¡Saludos Lucindita! Estas viva en tus muñecas y muñecos de
trapo, en los nuevos encuentros de creadores y creadoras. Seguro que volveremos
a encontrarnos para contarte las andanzas de Carmuncha por estos mundos de
abajo y así permanecer entre los frailejones bailando la polka en las faldas
del Musí.
Por Manuel Delgado.
Un buen amigo de las Muñecas y Muñecos de Trapo.
Ya no entiendo Venezuela sin su tradición muñequera. Gracias por acercarnos esa parte de su historia que de otra forma nos sería difícil conocer al otro lado del charco :) ¡Saludos!
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