domingo, 7 de febrero de 2021

Lucindita y Carmuncha

En las encumbradas montañas de Trujillo llamadas Niquitao encontré un día las manos más hermosas que he visto, humildes, sencillas y maravillosas, creando constantemente sueños y sonrisas.

Lucindita retratada hace 25 años.

Eran las manos de Lucindita, la muñequera que iba llenando de estrellas todos los rincones de su casa, su andar pausado y sus palabras sabias de la vida se esparcen en la neblina viajera.

Lucinda Quintero, nuestra Lucindita, soplaba el fogón para darme café y contarme sus sueños de muñecas alegres, bailadoras de polka y andariegas, sus hijas e hijos nacían de las manos de aquella sencilla mujer de manera ancestral, rollos o tabacos, con cabellos desflecados y facciones bordadas que las hacían únicas.

Carmuncha, por estos mundo de abajo.

Me dijo: “llévese a Carmuncha y me la cuida, que quiere irse a pasear a esos mundos de abajo” y tome esas palabras como un compromiso serio y responsable que hasta el día de hoy mantengo.

Lucindita, Carmuncha y Niquitao, son faroles encendidos de amor por lo nuestro, lo originario, lo sencillo; sus destellos de luz nos recuerdan todos los recónditos rincones que hay que desempolvar para reconstruir nuestras memorias, principios e identidad.

Carmuncha y su nuevo amigo San Benito.

¡Saludos Lucindita! Estas viva en tus muñecas y muñecos de trapo, en los nuevos encuentros de creadores y creadoras. Seguro que volveremos a encontrarnos para contarte las andanzas de Carmuncha por estos mundos de abajo y así permanecer entre los frailejones bailando la polka en las faldas del Musí.

Por Manuel Delgado.

Un buen amigo de las Muñecas y Muñecos de Trapo.


1 comentario:

  1. Ya no entiendo Venezuela sin su tradición muñequera. Gracias por acercarnos esa parte de su historia que de otra forma nos sería difícil conocer al otro lado del charco :) ¡Saludos!

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